Divagaciones en un vagón

Miras por la ventana y ves el paisaje pasar a toda velocidad. ¿Te diriges a una ciudad que tus pies no han recorrido todavía? ¿O tal vez tu cuerpo avanzará en modo automático nada más pisar el andén? No importa, eso ahora da igual. Tú te limitas a mirar por la ventana. Tu mente se inunda de pensamientos, como cada vez. Misma situación, distinto lugar, distinto medio de transporte quizá, distintas personas, distintas costumbres, mismo sol. Eso siempre me ha llamado la atención. Cuando crucé el mundo en busca de mi propia vida, dejé a un novio atrás, en mi ciudad natal. La separación fue dura para ambos, y recuerdo decirle, para hacerle sentir un poco mejor y que supiera que seguía aquí, que el mismo sol que le acariciaba mientras yo dormía, me daba los buenos días a mí cuando él se dejaba llevar a esos mundos de fantasía que nos acogen cada noche. Tan pequeño es el mundo, pero tan inaccesible a la vez… Más pensamientos, no sigues una línea, no hay tiempo para eso, tu mente simplemente se limita a divagar. Expectativas, planes. Esta es tu vida, date cuenta de ello. ¿Dónde estabas y dónde estas? ¿Dónde quieres llegar? ¿Esto te hace realmente feliz? ¿Es así como quieres vivir? Les echas de menos, ¿verdad? Pero ahora todo es diferente… y cada uno debe seguir su camino. Uno de mis jefes me dijo una vez que debía escribir una lista con las cosas que quiero hacer, porque si sólo las piensas, se te pueden olvidar o les puedes restar importancia y no realizarlas jamás. Me pareció un buen consejo. Mi primera lista la escribí una en un café en Singapur, y la segunda y última, por el momento, en el aeropuerto de Sevilla esperando la llamada de mi vuelo de vuelta a la ciudad en la que nací. Las cosas cambian, tú cambias. Quizá las cosas que escribiste en esas listas te parezcan ahora tonterías, pero sabes que en algún momento fueron importantes para ti, ahí el porqué de la lista. Melancolía, tristeza. Pero, ¿por qué? No preguntes, te dices. Hay veces que en vez de explotar tu capacidad de raciocinio es mejor, o mejor dicho, necesario, dejar los sentimientos aflorar y simplemente concentrarte en sentirlos. Quiero más, quiero ver tantas cosas, saborear tantas sensaciones, hablar con tanta gente tan diversa…! El mundo seguirá girando, yo seguiré girando en la otra dirección, pero no para intentar pararlo, sino para hacer las cosas a mi manera. Eso es lo que me hace sentir bien, muy bien. El tiempo se me acaba, el tren está llegando a mi destino. Me gusta lo que he hecho hasta ahora, y me gusta lo que estoy haciendo. Me gusta la gente que va sentada a mi lado, divagando dentro de sus propias cabezas, y me gusta la gente a la que veré cuando llegue. Afortunada es un adjetivo con el que se podría describirme, pero serlo en parte también depende de cada uno. Divagar… ay lo que me gusta divagar! Próxima parada: Sevilla Santa Justa. Yo me voy, pero todo lo que he sentido quedará en este viaje, entre el tren y yo.

1 Response to "Divagaciones en un vagón"

  1. La Juli says:
    7 de mayo de 2010, 21:58

    Mencanta, mencanta mil :)
    y el titulo es la leche

    "Citizen of the planet" te via llamá a partir de ahora
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